jueves, 16 de agosto de 2012

Carta a su padre de un soldado alemán, desde Stalingrado.







"La muerte debería ser siempre heroica, emocionante, fascinadora, por un fin grande y convincente. En realidad, ¿qué es? Es reventar, morir de hambre, de hielo, nada más que un hecho biológico como comer y beber....Es una muerte bestial que luego un dia será glorificada en frisos de granito con 'guerreros moribundos' con la cabeza o el brazo vendados."



No sé si podré hablarte una vez más, por eso es bueno que esta carta llegue a tus manos y que lo sepas ya en caso de que algún dia llegue a aparecer. Las manos se han perdido, ya desde principios de diciembre. En la izquierda me falta el meñique, pero lo que es peor, en la derecha se me congelaron los tres dedos de enmedio. Sólo puedo coger el vaso con el pulgar y el meñique.
Me siento muy torpe. Sólo cuando a uno le faltan los dedos se da cuenta de cómo sirven también para las operaciones más pequeñas. Kurt Hahnke -me parece que lo conociste de tiempos del colegio, en el 37- hace 8 días, en una callejuela de la Plaza Roja,  tocó una canción en  en un piano de cola. No sucede todos los días. La casa habia sido volada, pero el instrumento, seguramente por compasión, lo habian sacado y puesto en la calle. Todos los soldados que pasaban martilleaban las teclas y yo te pregunto que dónde, en qué otra parte del mundo se encuentran los pianos en las calles. 
Me he asustado cuando he visto los mapas. Estamos completamente aislados, sin ayuda desde fuera. Hitler nos ha dejado. Esta carta saldrá si el aeródromo está todavía en nuestras manos. Estamos al norte de la ciudad. También los hombres de la batería lo sospechan, pero no lo saben tan claramente y de modo tan cierto como yo. Y asi es como se espera el fin. Ni Hannes ni yo caeremos prisioneros. Ayer vi cuatro hombres que cayeron prisioneros de los rusos, después de que nuestra infantería recuperara el puesto avanzado. No, no caeremos prisioneros. Cuando caiga Stalingrado, lo oirás y lo leerás, y entonces sabrás que yo no vuelvo.


La muerte debería ser siempre heroica, emocionante, fascinadora, por un fin grande y convincente. En realidad, ¿qué es? Es reventar, morir de hambre, de hielo, nada más que un hecho biológico como comer y beber. Caen como moscas y nadie piensa en ellos, nadie los entierra. Yacen por todas partes aquí en torno, sin brazos, sin piernas, sin ojos, con el vientre desgarrado. Se deberia rodar una pelicula para hacer imposible 'la más bella muerte del mundo'. Es una muerte bestial que luego un dia será glorificada en frisos de granito con 'guerreros moribundos' con la cabeza o el brazo vendados.


"...Así ya sabes que no volveré. Dilo con cuidado a los padres. Un tiempo fui confiado y fuerte, ahora soy pequeño y desconfiado. No entenderé mucho de lo que sucede aquí, pero lo poco en lo que tomo parte es ya tan grande que no lo puedo tragar. No me pueden hacer creer que los camaradas mueren con las palabras 'Deutschland' o 'Heil Hitler' en los labios. Se muere, eso sí, no puede negarse. Pero la última palabra es para la madre o para la persona más querida, y acaso es sólo un grito de auxilio. He visto ya caer y morir a centenares, y muchos eran como yo miembros de las Hitlerjugend, pero todos, si aun eran capaces, pedian ayuda o invocaban el nombre de quien ya no podia socorrerlos".


"Tú eres coronel, querido papá, y del Estado Mayor. Tú sabes lo que significa todo esto y me ahorrarás así explicaciones que podrían sonar a sentimentalismo. Es el fin. Pienso que pueda durar aun unos 8 dias. Luego el anillo se cierra. No quiero indagar los motivos en pro o en contra de nuestra situacion. Estos motivos son perfectamente insignificantes ya, y sin ninguna importancia, pero si pudiera añadir alguna cosa querría decir solamente: no busqueis cerca de nosotros la razon de esta situacion sino cerca de vosotros, y cerca de quien es el responsable. ¡Llevad la cabeza alta! Tú, papá, y los que son de tu misma opinion, estad alertas, que no suceda nada todavia peor a nuestra patria. Que el infierno del Volga sirva de advertencia. Por favor, no hagais que el viento disperse esta enseñanza".

Un saludo
















  

1 comentario:

Andrabaltza dijo...

¡Por Dios, qué lúcida, qué descarnada, qué verdadera esta carta! Eso es la muerte a poco que las circunstancias nos vuelvan a la barbarie...aunque, creo que toda muerte deja las cosas claras; qué es lo importante y que total y perfectamente insignificante.No valen romanticismos ni "gestos". Quizá sea poe ello que me impresiona más. Revela una enorme e inesperada fuerza; la de empuñar la pluma y tratar de dejar testimonio, de consignar, de sacar algún tipo de enseñanza de lo que se está viviendo. Me hace pensar que, de alguna manera, es realmente difícil que un ser humano muera absolutamente como una bestia.

Yendo a lo personal, espero que estés bien, Carlos. Pregunté varias veces por ti pero, aunque no ha habido ningún tipo de respuesta, ya sabes que los seres humanos somos seres que no pueden evitar seguir preguntándose y en mí caso, hacer públicas sus preguntas...los lazos, cuales quiera que sean de pronto pegan un tironcito y ya ves, aquí estoy preguntando de nuevo por ti.
Un saludo cariñoso. Bueno es no estar en Stalingrado...