domingo, 18 de marzo de 2012

Carta a su esposa del soldado Karl desde Stalingrado,







"El tiempo es ahora tan breve que debo preocuparme acerca del fin de todas las cosas. He vivido mi vida (y no siempre de una manera piadosa) y la vida siempre me ha tratado brutalmente (...) He intentado ser un buen esposo para ti y un buen padre para los niños (...). Probablemente fui demasiado áspero, pero sólo tengo una cosa en el pensamiento: tu felicidad. Es muy tarde ya para cambiar nada; además, no sé qué debo cambiar, pero os amo a todos más que nunca."


Amadísima Esposa:
 
Aún estoy vivo y bien. Hoy (Domingo) he de asistir al entierro de varios soldados panaderos de mi compañía. Es muy cruel lo que se contempla en los cementerios. Si vuelvo a casa, nunca podré olvidar lo que he visto. Es una cosa épica, sin comparación. Siento no haber recibido ninguna carta tuya desde el 5 de Diciembre. Estaría muy contento de leer una frase amorosa de tu parte, pues nadie puede saber lo que nos reserva la hora inmediata, el día siguiente. Querida mujercita, venga lo que venga estoy preparado para todo. Cuando llegue elmomento, moriré como un soldado... Dios está con nosotros en todo momento: éstas fueron las palabras del pastor protestante en el cementerio que está lleno a rebosar. Crece en dimensiones como un alud. Pero el brutal enemigo aún está bajo control. No obtendrá un triunfo aplastante sobre nosotros, en tanto yo tenga una mano que pueda empuñar un arma.
El tiempo es ahora tan breve que debo preocuparme  acerca del fin de todas las cosas. He vivido mi vida (y no siempre de una manera piadosa) y la vida siempre me ha tratado brutalmente. Hubo veces en que una chispa de indiferencia o de pasión dominó mi corazón. Pero siempre he procurado comportarme decentemente, como camarada, como soldado. He intentado ser un buen esposo para ti y un buen padre para los niños. No se si lo he conseguido. Probablemente fui demasiado áspero, pero sólo tengo una cosa en el pensamiento: tu felicidad. Es muy tarde ya para cambiar nada; además, no sé qué debo cambiar, pero os amo a todos más que nunca. Educa a los hijos en su provecho. La vida no me ha proporcionado muchas alegrías. Y la mayoría de ellas las debo a ti y a los niños, por lo que os lo agradezco desde aquí y ahora...
Entre nosotros, la Muerte es una invitada diaria. Para mí ya ha perdido todos sus horrores... En caso de que caiga, trasládate a Schwäbisch Gmünd lo antes que te sea posible. Allí la vida es muy barata. En mi cuenta de ahorros del servicio postal hay 1900 reichsmark. Mis pertenencias están en una maletita, una gran bolsa de mano, una bolsa para zapatos y tal vez una pequeña maleta de madera.
No se si podrás obtener esas cosas... La oficina de liquidación de la guarnición y la oficina de pensiones de Stuttgart te darán información respecto a tus haberes de viudedad.
Tira mis uniformes. El resto es para vosotros... Deseo que, en el futuro, tú y los niños tengáis lo mejor. Nos queda la esperanza de que nos reuniremos en el otro mundo. No estés triste; lo peor puede no ocurrir. Pero deseo que todo se encuentre en orden. Que sea la voluntad de Dios. Nunca hay que rendirse. Y yo no quiero hacerlo a pesar de todo.
Recibe todo mi amor y mis más cariñosos besos. Te amaré hasta la muerte.
Karl.
Cariños y besos para mis queridos niños.






 Muchos soldados alemanes escribieron cartas a sus familiares y amigos durante el largo y trágico asedio de Stalingrado, en las que relataban las condiciones dantescas en las que vivían y su premonición de una muerte cercana. Cuando el último avión despegó de la ciudad en enero de 1943, llevaba siete enormes sacas de cartas que nunca fueron entregadas, porque rezumaban desmoralización y críticas al Reich. Todas ellas aparecieron después, en 1954, y fueron publicadas en 1958 por Einaudi en el volumen Cartas desde Stalingrado. Volvió a hacerse otra edición en 1963, Las últimas cartas de Stalingrado, a cargo de la editorial Destino. Las cartas que editamos lo fueron previamente en el blog Cartas desde el frenteY la hemos ilustrado con Imágines de la segunda guerra mundial.

No hay comentarios: